domingo, 8 de enero de 2012

CAPÍTULO 14: Frente a frente. 3° parte.



Alrededor de las 4 am, ella decidió que ya era hora de irse a casa. Terminó su trago y fue al baño. Él permanecía recostado en la cama desnudo boca abajo abrazando la almohada adormecido.
Se miró en el gran espejo del baño y se vio las marcas en el cuerpo de haber pasado una noche de pasión. Supuso que a la hora de regresar a su casa, tanto su marido como su pequeño estarían profundamente dormidos y se despreocupó por un momento del asunto.

   Me tengo que ir —dijo enseguida que cerró la puerta del baño que daba frente a la cama donde descansaba él.

   ¿Ya? —preguntó él buscando con los ojos algún sitio dónde descubrir la hora.

   Sí, ¡ya! Son casi las 4 y media...

   Bueno —contestó él con desgano mientras buscaba su ropa —me gustaría que te quedaras a desayunar —le dijo mientras se ponía el calzoncillo.

   A mí también me gustaría pero no puedo...—le respondió ella mientras se abrochaba las hebillas de los zapatos de plataforma. Se terminaron de vestir y se quedaron de pie uno de cada lado de la cama. Se miraron cómplices y se acercaron para darse un beso tierno que concluyó siendo otro momento alocado de besos y caricias por debajo de la ropa.

   ¡Me volvés loco! —Le dijo mientras le tomaba la mano y se la metía por dentro del jean — ¿te das cuenta cómo me ponés? —la hizo que tomara al miembro con fuerza. —Sí, me doy cuenta como te enloquecés y me encanta —afirmó ella mientras le acariciaba con firmeza todo el pene erecto dentro del boxer y él la besaba profundamente.

   ¿Cuándo te puedo volver a ver? —le susurró él en el oído como si no quisiera que nadie más que ella pudiera oírlo.


   No sé. No me quiero ir, me tengo que ir, y no sé qué pasará de ahora en más —lamentó ella en pocas palabras.

Se despidieron con más besos calientes en la cama, ahora ya vestidos, hasta que tomaron la firme decisión de despedirse de una buena vez.
Ya en el living ella se puso su camperita de jean, tomó su cartera, las llaves del auto y se paró junto a la puerta de salida que daba al ascensor.

   Parecés un perrito con la correa en la boca esperando que el dueño lo saque a hacer sus necesidades en la calle —bromeó él tomando las llaves de su casa.

   ¿Traés la bolsita para juntar mi caquita? —se rió ella siguiéndole el chiste.

   No, te la junto con la mano —dijo él con cara de burla.

   ¡Ya tuvo que derrapar! —largó una carcajada profunda.

   Me encanta cómo te reís... —le dijo abrazándola en el umbral de la puerta hacia el ascensor.

   A mí me encantás vos por completo —dijo ella abrazándolo por la cintura.


Llamaron al ascensor y bajaron los dos pisos besándose como si nunca antes lo hubieran hecho.
Llegaron al hall de salida y tomaron una distancia prudencial para no despertar ninguna sospecha de los posibles testigos de la escena, a pesar de la hora y que no había nadie en la calle que pudiera descubrirlos in fraganti.
Le abrió la puerta y se dieron un beso distante en la mejilla.

   ¡Chau! —dijo ella.

   ¡Chau, Polaco! —le contestó él y cerró la puerta de vidrio de la calle.


Una vez camino a casa ella recibió un mensaje de texto inesperado que rezaba:

Esta es una noche que voy a recordar siempre.
Estás muy linda
(como siempre,
como hace diez años)
Te mando un beso grande.
Cuidate mucho Polaco.

5 comentarios:

  1. Una ternura!!! Me encantó... Ni pienso pedirte que me adelantes cómo sigue...

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  2. Nooo venia tan bien y de repente pufete! termina asi la escena? Ademas utilizar la palabra "caquita" me bajo mal las expectativas de la historia. Ademas era casada la mina!

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  3. Fogosísimo, además la mina va al frente poniendo las cartas boca arriba de entrada. Bueno, a mí me gusta así. Hermoso capítulo.

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  4. Tal cual..... Omnisciente toy... Ahí cuando cribias...

    Me encanta como relatas....

    Sigo ratito mas.

    Que linda.....De verdad. Si.......

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