Enero 2009. Ciudad de Buenos Aires.
Estacionó el auto en la calle y bajó con el peso de una semana extremadamente agobiante. Se recostó en el sofá del living con un gin tonic en la mano, se descalzó y apoyó los pies sobre la mesa ratona.
Buscó con la otra mano el control remoto del equipo en el piso, lo encontró dónde lo había dejado la noche anterior. Encendió el aparato a la distancia, enchufó su iPod y buscó algún disco que lo relajara.
"Pink Floyd" leyó en la pantallita. Puso PLAY.
Cerró los ojos,
respiró profundamente
y se dejó llevar...
...
Vio la clara oscuridad de una ceguera temporal...
...
Pensó en un
viento caliente,
infernal,
fastuoso,
que le mojaba
la piel...
...
Se imaginó a
sí mismo
elevado,
levitando,
flotando
pesadamente,
empujado por el
fuerte viento de
una tormenta de
verano.
...
Se imaginó que
le brotaban
alas,
y que podía
quedarse
flotando
sobre las
nubes negras.
...
Se imaginó que
era
un ave
azul,
gigante,
voraz.
...
Visualizó un
corazón
negro,
el rítmico latir de
su corazón
golpeando contra
una ventana.
...
Se vio a
sí mismo
tocando
el bajo
y lentamente
comenzó
a ver
fragmentos
que brotaban de
una oscuridad
aterciopelada,
una oscuridad interior,
propia...
una profunda
cortina de
terciopelo negro
que todo lo
cubría a su paso,
como una
gran tormenta.
...
Trató de buscarle
sentido
a las imágenes
pero hasta ahora todo parecía un
laberinto cerrado,
redondo
que se desarmaba
y armaba
transformándose en
figuras retorcidas.
...
Empezó a ver
una claridad
que brillaba
desde el centro
de esa masa deforme,
un haz de luz que
golpeaba desde dentro
buscando una salida,
un escape de esa cosa que
la mantenía aprisionada.
...
El resplandor de
la luz,
más fuerte
cada vez
...
Aún con los
ojos
cerrados
podía ver
fotografías
de un pasado
lejano.
...
El viento caliente
lo aprisionaba
le quitaba
el aliento
lo hundía contra
las cuerdas de
la nada
...
Recortes de una
vida anterior.
A un pasado
que
quería volver
para ser
presente.
...
creyó sentir golpes
desde dentro,
algo en su cuerpo
que buscaba
salir.
...
Manchas lejanas
que se acercaban
furiosas
buscándole
la mirada.
...
Una marea de
recuerdos que
reclamaban
ser
rememorados.
...
Esos pedazos de
imágenes
recortadas
empezaron a
cobrar
sentido
y fueron
transformándose
en sensaciones.
...
recordó la adrenalina
que lo recorrió
la primera vez
que la vio
en la entrada
al edificio
que vivía
hacía una década.
...
Hizo zoom
en esa imagen
mental,
y le pudo ver
la cara.
...
Pudo volver
a ver
esos ojos...
...
Esa natural
destreza
felina
para conseguir
todo lo que
se propusiera,
sin importar
los obstáculos que
se interpusieran
a su paso.
Abrió los ojos. Se metió una mano en el bolsillo del ambo verde sacó un papelito con una dirección de correo electrónico.
— Uno de estos días, Polaco, uno de estos días—, dijo en voz alta.
Flash forward... Es muy inquietante y... ¿tormentoso?
ResponderEliminarSí, sobre todo tormentoso. Gracias por comentar.
ResponderEliminarSiempre es arriesgado tratar de meterse en la psicología del sexo opuesto al propio, aunque es un ejercicio interesante. En esta entrada siento que el personaje de él se muestra demasiado distinto a lo que veníamos viendo, pero tengo que leer lo que sigue, cosa que haré ahora...
ResponderEliminarEspero no defraudar tus expectativas como lector de la serie.
ResponderEliminarPara nada, no se puede valorar una historia hasta que haya terminado. Además lo importante de un texto, sea el que sea, es que a la persona le interese leerlo. Los usuarios de internet en genearal podemos perder el interés a las cuatro líneas, siempre estamos haciendo click de un lado para el otro. No es lo que me ocurre con esta serie, sino todo lo contrario.
ResponderEliminar=)
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