Pero había vuelto a buscarla.
Se hizo tarde, ya había acostado a dormir plácidamente al bebé en la cunita. El marido leía una novela recostado en la cama y ella decidió prepararse un café después de un largo baño y dedicarse unos minutos para estar consigo misma.
Encendió la computadora y se conectó al MSN. Revisó los mails mientras escuchaba música con los auriculares puestos. De repente alguien le habló.
— ¡Hola, Polaco!
— ¡Hola! ¿Cómo estás?
— Muy bien ahora. ¿Estabas ocupada?
— No, la verdad que no. Miraba el correo y escucho algo de música nada más. ¿Vos?
— Recién terminé de comer algo y vine a ver si te encontraba conectada.
— ...
— ¿Te molesta?
— No. Me sorprende que me digas eso. No puedo olvidarme de cómo nos separamos. Y que ahora nos tratemos con tanta amabilidad.
— Pasaron diez años, Polaco. Ya está todo superado, me parece.
— Sí, calculo que será así. Me amparo en la distancia que pone internet y te confieso que me costó mucho olvidarte...
— ¿Me olvidaste?
— No.
— Ni yo a vos.
— ¿Qué hizo que me buscaras? Todavía no lo sé y me gustaría mucho saberlo...
— Tampoco yo lo sé. Nunca antes había intentado retomar contacto con una ex. Sin embargo quise encontrarte a vos, y tampoco tengo claro para qué. No sé. Lo único que sé es que ninguna mujer me llegó tanto como vos...
— Me halaga saberlo.
— Tampoco es algo de lo que me enorgullezca, eh. Digo, el haber quedado prendado de alguien. Siempre me dije que volver al pasado es convertirse en estatua de sal...
— No creo que sea a tal extremo, ¿o sí?
— No, calculo que no, pero es perturbador tener a alguien que va y viene en recuerdos. Oleadas que traen fragmentos y que uno termina de acomodar para armar alguna imagen del pasado. A propósito. ¿Cómo te trataron los años? Sin ánimos de ofenderte, claro.
— Jajaja... Bueno, la edad me sienta bastante bien. En la calle me siguen mirando, por lo menos... ¡Espantados! jajaja... No, en serio. Me conservo atractiva. Madura y atractiva. Y ¿a vos?
— ¡Bueno! Me alivia saber que el tiempo no logró opacar tu belleza, por lo menos por lo que decís, aunque, preferiría ver alguna foto actual para darme alguna idea de lo que estás hablando... Yo, si no fuera por un poquito de panza que he conseguido dejarme crecer, diría que estoy ¡bastante parecido al que vos conociste!
Ella le envió una fotografía. Él aceptó la transferencia del archivo.
— Ahí te mandé una foto actual. Me dejé el pelo más largo de lo que me llegaste a ver...
— La estoy mirando. Tu belleza se mantiene inalterable. Conservás tus rasgos... se te nota mayor, madura y seguís siendo hermosa como te recordaba. Si tardo en contestar es porque estoy mirando tu foto...
Él le envió una fotografía. Ella aceptó la transferencia del archivo.
— Me llegó tu foto. Dame un minuto que la abro... Ah, ¡caramba! Estás muy lindo, eh. Un lindo madurito. Si te cruzo en la calle te miro seguro.
— Me hiciste reír. Sos muy buena para mentir. Siempre con convicción.
— ¡NO! En serio que estás muy muy bueno. ¿De cuándo es la foto?
— De junio del 2005, en España.
— Cómo me hubiese gustado viajar por todo el mundo como vos. Siempre lo pienso como algo pendiente. Ojalá pueda visitar dos o tres países antes de morirme.
— No hablemos de la muerte. Recordá que en este momento somos inmortales...
Muy muy muy bien contado, dale para adelante!!!!
ResponderEliminarA medida que se suceden las entradas me va dando cada vez más temor. Ella es celosa pero al mismo tiempo está al borde de la infidelidad, como suele suceder con los celosos. Él es un tipo que parece medio chanta. Me encantan los personajes. Sigo leyendo. Gracias por compartir. Saludos.
ResponderEliminarme gustó el capítulo, ¿es necesario agregar algo más?
ResponderEliminarGracias a todos por comentar =). Soy tan desagradecida a veces...
ResponderEliminar