Septiembre 2010
La calma no los representaba de ningún modo. Sanguíneos y temperamentales sus discusiones terminarían sin lugar a dudas en apasionados portazos en la vida real, y, en el plano de lo virtual, en remolinos de palabras afiladas y punzantes con el fin de herir tanto como se pudiese... A un mes del esperado encuentro un desenlace casi fatal.
— ¡Hola!
— ¡Hola Polaco!
— ¿Qué tal?
— Bien, cansado pero bien. ¿Vos? ¿En qué andás?
— Nada. Webeando un rato antes de ir a dormir.
— Ah, pensé que me esperabas.
— Sí, sí, también te esperaba.
— No suena convincente.
— Ok. ¿Tenemos un día difícil?
— Estoy cansado, es eso.
— Bueno, si querés hablamos otro día, un día que estés menos cansado.
— Por lo visto, te da lo mismo que hablemos como que no.
— No, no me da lo mismo pero como te conozco, huelo a que si seguimos hablando esto va a ponerse feo.
— ¿?
— Sí, estás de mal humor, se te nota.
— ¿y vos? ¿Cómo estás vos?
— ¿yo? bien, como siempre, bien.
— Bueno, me alegro.
— Estem... te cambio de tema. ¿Ya pensaste cómo será la cena del 23? Faltan pocas semanas, ya.
— Sí, pensé que puedo preparar un lomo. Algo sencillo. ¿Vos qué vas a traer? No pensarás venir con las manos vacías...
— ¿Te parece que lleve el postre? Ojo que llevo el postre y que no soy yo el postre, eh.
— ¿A qué viene esa aclaración?
— A que es mejor que sepas que llevo el postre y que no seré yo el postre. Pensé que quedaba claro.
— ... ¿vos te pensás que viniendo a mi casa, cenando en mi mesa, tomándonos unos tragos en mi sofá de mi living... no va a pasar nada?
— No va a pasar nada.
— ¡Polaco! ¿Me estás tomando por boludo?
— ¿Por? No, no te tomo por boludo. Simplemente que no quiero que te confundas. Pasaron diez años. Somos otros. No somos aquellos.
— ¡Pará! Hace año y medio que venimos fantaseando con este encuentro, ¿y vos me querés dar a entender que no voy a poder ni rozarte? ¡Me estás forreando!
— No, solo digo que voy a tu casa, cenamos, charlamos, tomamos un café y bueno, no pongo expectativas a que pase nada. Voy a verte como iría a ver a un viejo amigo que hace mucho que no veo...
— Evidentemente me estás tomando ¡por pelotudo! Hace un año y medio que me venís haciendo el bocho y ¡ahora te pintó la histérica! Preferiría a la del 98 que me dijo "Te voy a coger" y ni le tembló la mandíbula.
— Bueno, pero ya fue eso. Ahora somos otros. Estoy en pareja, soy madre, estoy en una relación estable, no lo engaño a mi marido...
— Pero ¡a mí sí me engañás! Me engañás con tu marido, que te recuerdo que no te casaste así que sos concubina, no tienen la bendición de dios...
— Jajajaa... ¡me hiciste reír! si vos ¡¡¡no creés en Dios!!! ¡¡¡Me estás cargando!!!
— Y vos le tenés tanto miedo que lo ponés ¡en mayúscula!
— En fin.
— ¿Sabés qué? Me doy cuenta de que volví al pedo, no cambiaste nada, seguís siendo la misma de antes, te moves dentro de tus mentiras, y a mi ¡no me forreás más!
— ¿Pero de qué mentiras hablás?
— De TUS mentiras. Me hiciste creer que yo significaba algo para vos pero no, ahora me salís que nos vamos a ver para cenar como ¡¡¡dos viejos conocidos!!! ¡¡¡¡Como dos hermanitos!!!! ¿Qué te pensás que soy? ¡Andá a otro con tus mentiras! ¡Ya estás grande para hacerte la seductora, tenés casi 40 años Polaco!
— ¡No sé por qué me hablás así! ¿Qué te hice? ¿Por qué me tratás así? No es justo que me trates así, ¿qué te pasa? ¿No me podés superar? ¿Es eso? ¿No podés dejar de pensarme? ¿Es eso? ¿Seguís enamorado de mí?
— ¡¡¡¡Y ahora me salís con esto!!!!
— ¿Y con qué salir si no?
— Mirá, va a ser mejor que me vaya para siempre. ¡Seguí con tu vida de mentirita! Seguí fingiendo ser la mujer ideal, ¡la mujer fiel que jamás engañaría al marido! ¡Es mentira! ¡Todo lo tuyo es mentira! ¡¡¡¡Adiós!!!!
— Si volviste para esto, es mejor que te vuelvas al pozo donde estuviste enterrado por estos diez años. ¡Yo no te busqué! Y no lo hice porque no haya pensado en vos si no que no lo hice justamente para evitar ¡ESTO! El que no cambia más ¡sos vos! Seguís siendo el cínico de siempre. ¡Volvete a la cueva neandertal!
— Olvidate de mí, que yo ya empiezo a hacer lo mismo con vos. ¡ADIOS!
— ¡Chau!
Y ambos se desconectaron uno del otro con el mismo sentimiento de vacío.
Se pasó la fecha que era promesa de encuentro, aquel 23 de octubre de 2010 nada ocurrió, sus vidas siguieron en sus respectivas sendas y compartieron, sin saberlo, la pena de haber desperdiciado aquella oportunidad de volverse a ver luego de una década de distanciamiento.
Pero a las 23:59 del 31 de diciembre de 2010 ella envió el siguiente mensaje:
— Hola. ¡Feliz año nuevo!
— Y de respuesta obtuvo:
— Gracias. Feliz año nuevo a vos.
Ella contestó:
— Ojalá pueda verte en esta nueva década que se inicia ahora.
Y la conversación terminó con:
— Ojalá, Polaco, ojalá podamos vernos en esta década nueva. Mil besos para vos.
Y ambos sonrieron con cierta felicidad.
muy bueeeeeeeeeno, muy bueeeeeeeeeno, dió un giro inesperado, me gustó leerlo, no me gustaría que me pase. Me gusta, ahora espero el capítulo XII, saludos cordiales
ResponderEliminarQué bajón!! De todas formas de fondo se siente que todo eso no es más que armaduras chocando... En el fondo, más adentro hay mucha ternura que no quiere salir lastimada... ¿me equivoco mucho?
ResponderEliminarMe gustó mucho, sobre todo la expectativa que se crea y que luego se frustra con adecuada cadencia. [Sé que se transcribe un diálogo de MSN pero hay comas mal ubicadas y signos de interrogación faltantes que a un hinchapelotas como yo, lo distraen mucho. Pido perdón a la autora por este señalamiento.]
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