Viernes 25 Marzo 2011
22:45 hrs
— Hola
— Hola Polaco.
— ¿Cómo estás?
— Bien. Muy bien. ¿Vos?
— Ahora que te veo mejor.
— ¿Por qué?
— Porque hacía mucho que no hablábamos.
— Sí. Mantenemos cierta tendencia a desaparecer de tanto en tanto, ¿no?
— Sí. No sé por qué pero evidentemente es algo que solemos hacer.
— Te cuento una novedad...
— ¿Cuál?
— Voy a empezar una carrera nueva.
— ¡Felicitaciones! ¿Qué vas a estudiar?
— Mirá, juguemos una apuesta. ¿Te parece?
— ¡Dale!
— Si vos acertás qué carrera empiezo podés elegir tu premio, si perdés, yo elijo el mío.
— ¡Dale! Pero dame una pista, existen ¡¡cientos de carreras!!
— Bueno, te doy una pista y hasta tres chances.
— OK!
— Es una carrera humanística....
— ¡Ya sé! ¡Sociología!
— Uh, ¡no! ¡Qué lástima! Pero seguí participando, te quedan dos chances más. Vamos, ¡yo sé que podés!
— Jajajaaaa... ¡qué bobo! Humm... ¿Psicología?
— Uy... ¡NO! Bueno, la última oportunidad que tenés. Concentrate...
— Bueno... ¡Historia!
— No. Lo lamento mucho pero ¡perdiste! Jamás hubieses acertado en realidad.
— Ah, ¿no? ¿Qué carrera es?
— Abogacía.
— Ah... no se me hubiese ocurrido jamás. Te creía más afín a la filosofía o a las letras en realidad. ¿Y por qué abogacía a los 46?
— Porque para entender a la humanidad quiero conocer sus leyes. Sé que suena muy ambicioso pero realmente me resulta un universo interesantísimo el del derecho.
— Sí, debe ser fascinante. En realidad, todo lo relacionado a lo humano y lo que ello concierne encierra un sinfín de cosas interesantes...
— ¿Querés saber qué quiero de premio?
— A ver...
— Que mañana sábado 26 de marzo vengas a verme.
— Bueno. ¿A qué hora?
— No sé, a la hora que te lo permita tu vida.
— ¿Te parece a las 22hrs?
— Si vas a venir, sí me parece. Entonces tenemos una cita.
— Sí. Mañana 26/03/11 a las 22 en tu casa. Ah, me tenés que pasar la dirección.
— Si ya la tenés.
— No, no la tengo.
— Seguro que ya habrás averiguado dónde vivo.
— No. La verdad que no me tomé el laburo pero ¿me la vas a dar o tengo que fijarme en la guía?
— Buscala.
— Ufa. Bueh. La busco. Sos jodido, ¡eh!
— Ah, y vos ¡no sos jodida!
— Si lo soy, mi nivel de joditud es leve o menor que la tuya (?)
— Seguís inventando palabras, por lo que veo.
— Sí. ¿Está mal?
— No. Mientras que sea comprensible está todo bien.
— Ok.
— Entonces... ¿vas a venir a mi casa?
— Sí.
— ¿Y te vas a poner en histérica o venís en modo "Polaco"?
— A tu casa va la Polaco que conocés.
— Bien. Bien. Me gusta. Me dio taquicardia ahora que lo reconfirmás.
— Es lógico, es comprensible. No todos los días la Polaco te toca el timbre.
— ¿Hasta qué hora vas a poder quedarte?
— Mirá, todavía no llegué así que no sé a qué hora me retiraré de tu domicilio...
— Está bien. Vos sabrás cómo manejarlo...
— Claro. Bueno, te dejo. Voy a acostarme así mañana a la noche estoy presentable para el reencuentro.
— Yo no creo que pueda dormir.
— Besos.
— ¡Besos, Polaco!
Ah, bué...
ResponderEliminarAsí nomás de una... Yo hubiera elegido el mismo mismísimo premio, pero no sé si hubiera esperado a la noche siguiente...
¿Hubieras pedido el premio en ese mismo instante?
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