martes, 27 de septiembre de 2011

CAPÍTULO 5: Inolvidablemente ella


Enero 2009. Ciudad de Buenos Aires.


Estacionó el auto en la calle y bajó con el peso de una semana extremadamente agobiante. Se recostó en el sofá del living con un gin tonic en la mano, se descalzó y apoyó los pies sobre la mesa ratona.
Buscó con la otra mano el control remoto del equipo en el piso, lo encontró dónde lo había dejado la noche anterior. Encendió el aparato a la distancia, enchufó su iPod y buscó algún disco que lo relajara.
"Pink Floyd" leyó en la pantallita. Puso PLAY.








Cerró los ojos,



respiró profundamente


y se dejó llevar...

...


Vio la clara oscuridad de una ceguera temporal...

...


Pensó en un


viento caliente,


infernal,


fastuoso,


que le mojaba


la piel...

...

Se imaginó a

  mismo


elevado,


levitando,


flotando


pesadamente,


empujado por el


fuerte viento de


una tormenta de


verano.

...

Se imaginó que


le brotaban


alas,


y que podía


quedarse


flotando


sobre las


nubes negras.
...


Se imaginó que


era


un ave


azul,


gigante,


voraz.

 ...


Visualizó un


corazón


negro,


el rítmico latir de


su corazón


golpeando contra


una ventana.

...


Se vio a


sí mismo


tocando


el bajo


y lentamente


comenzó


a ver


fragmentos


que brotaban de


una oscuridad


aterciopelada,


una oscuridad interior,


propia...


una profunda


cortina de 


terciopelo negro


que todo lo


cubría a su paso,


como una


gran tormenta.

...


Trató de buscarle


sentido


a las imágenes


pero hasta ahora todo parecía un


laberinto cerrado,


redondo


que se desarmaba


y armaba


transformándose en


figuras retorcidas.

...

Empezó a ver


una claridad


que brillaba


desde el centro

de esa masa deforme,


un haz de luz que


golpeaba desde dentro


buscando una salida,


un escape de esa cosa que


la mantenía aprisionada.

 ...


El resplandor de


la luz,


más fuerte


cada vez


...


Aún con los


ojos


cerrados


podía ver


fotografías


de un pasado


lejano.


...


El viento caliente


lo aprisionaba


le quitaba


el aliento


lo hundía contra


las cuerdas de


la nada

...


Recortes de una


vida anterior.


A un pasado


que


quería volver


para ser


presente.

...

creyó sentir golpes


desde dentro,


algo en su cuerpo


que buscaba


salir.


...


Manchas lejanas


que se acercaban


furiosas

buscándole


la mirada.

...

Una marea de



recuerdos que


reclamaban


ser

rememorados.

...


Esos pedazos de


imágenes


recortadas


empezaron a


cobrar


sentido


y fueron


transformándose


en sensaciones.

...


recordó la adrenalina


que lo recorrió


la primera vez


que la vio


en la entrada


al edificio

que vivía


hacía una década.

...

Hizo zoom


en esa imagen


mental,


y le pudo ver


la cara.

...

Pudo volver


a ver


esos ojos...

...

Esa natural


destreza


felina


para conseguir


todo lo que


se propusiera,

sin importar

los obstáculos que


se interpusieran


a su paso.


Abrió los ojos. Se metió una mano en el bolsillo del ambo verde sacó un papelito con una dirección de correo electrónico.

   Uno de estos días, Polaco, uno de estos días—, dijo en voz alta.