domingo, 27 de septiembre de 2020

La secretaria. Capítulo I: Guarda secretos.

Guarda secretos.



Lunes 8 de abril, 17: 45 hrs.

—Sueño que cogemos.

—¿Quiénes? —preguntó instantáneamente por acto reflejo, sin pensarlo siquiera, arrepintiéndose de inmediato por la inocultable curiosidad.

—Nosotros. Bah, él y yo —contestó la mujer con la mirada perdida en alguna parte de su interior más profundo, sin pestañear, sosteniendo su café con ambas manos a la altura de la boca.

 Jay bebió su capuccino en silencio junto a la máquina expendedora de café. Aún no lograba entender del todo cómo había llegado a crearse tal clima de intimidad para que aquella mujer acabara de hacer ese comentario que la exponía tanto. Un comentario que la desnudaba por completo y que en poder de personas malintencionadas podría llegar a ser sumamente peligroso.

Jay concluía así su primer día laboral en las oficinas de Clayton's Inc.

Saludó con un beso, que intentó ser cálido, en la mejilla de la señora de Contaduría que aún permanecía inmóvil junto a la máquina de café, aferrada con ambas manos al tibio vaso de tergopol con su café expresso intacto y la mirada hundida en sus propias fantasías con Gerard, el jefe de maestranza del piso. 

Tomó su cartera, acercó el sillón de cuero al escritorio que le habían asignado, saludó con un gesto mudo al muchacho que la cruzó camino a los ascensores y partió rumbo a casa.

De regreso en el charter que había contratado de ida y vuelta a su nuevo empleo hizo el balance obligado de su primer día de trabajo.

Llegó puntualmente cinco minutos antes de las 9 a.m. Se presentó ante la oficina de recursos humanos para que le dieran las llaves de los cajones de su escritorio y locker privado dónde dejaría más tarde sus pertenencias. La recibió Cecil, la jovencita rubia de mirada alegre y hoyuelos en las mejillas. La misma empleada que antes había aceptado su solicitud de empleo para el puesto de Secretaria Ejecutiva de Dirección de las tiendas Clayton's Inc. La misma jovencita que flirteó con alguien por teléfono mientras Jay intentaba ser lo más precisa posible completando sus datos, sus objetivos personales y profesionales. La misma que mostró su par de largas piernas cuando salió detrás del mostrador para retirar los papeles de las aspirantes que aguardaban nerviosamente a que fueran llamadas para ser entrevistadas por uno de los dos Directores del Área Comercial de Clayton's Inc.

Jay había visto el anuncio en el que pedían Secretaria Ejecutiva en el periódico online al que estaba subscripta. Enseguida le interesó el puesto. Enseguida envió sus datos, antecedentes y pretensiones tal como lo requería la publicación. A los dos días le habían respondido el correo pidiéndole la confirmación de que podría tener una entrevista el día siguiente a las 15 en las oficinas de Clayton's Inc. Enseguida respondió que iría con gusto a la reunión. Enseguida la contrataron satisfechos de haber elegido a la correcta para el puesto.

En cuanto llegó uno de los directores al que debía de asistir, el Señor Ray, la llamó a su oficina para darle la bienvenida a la empresa, a la famosa cadena de tiendas Clayton's Inc.

Ray enseguida le resultó asquerosamente atractivo. Con su traje impecable, su perfume sutil, su mirada intimidante. Jay le agradeció la bienvenida y le ofreció un capuccino de máquina. Ray rechazó el ofrecimiento con gentileza y le informó que prefería el café de filtro si no le resultaba demasiada molestia.

Cerca de las 10 se convocó una reunión en la sala grande para que todos los empleados conocieran a la nueva secretaria de Clayton's Inc: la señorita Jay.

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