lunes, 5 de diciembre de 2011

CAPÍTULO 10: Despertares. 3° parte.

Ella podía superar o por lo menos adormecer sus celos, pero no podía revertir el fantasma de un nombre entre los dos. Contra eso se sintió indefensa.


Habían estado en la cama y en el medio del éxtasis de ambos a él se le escapó un "¡Sí! ¡Mary!".
Ella siguió haciendo lo que le estaba dando tanto placer a él pero se detuvo un momento para decirle mirándolo fijo a los ojos. "Yo voy a seguir, pero vos acabás en silencio, ¿ok?" Él... asintió callado.
Después ella se vistió y amagó con irse. Él no supo cómo calmarla hasta que dijo:   

   No sé por qué dije ese nombre, te juro que fue inconsciente...

   Eso no mejora las cosas, ¿lo sabés? escupió ella mientras no lograba embocarle el pendorchito a la hebilla de la sandalia de plataforma de corcho.

   Si hubieras dicho cualquier nombre a propósito justo en ese momento para hacerme calentar bueno, ¡tampoco te lo perdonaría! Pero que me digas que fue ¡¡¡INCONSCIENTE!!!", ¡por Dios! ¡Me quedo de lo más pancha!, siguió diciendo mientras buscaba la remera debajo de la cama y no conseguía encontrarla.

   ¡Pará, Polaco! Hablemos., se animó a decir él mientras la seguía desnudo por todo el departamento.

   ¿Dónde mierda tiré la remera del orto que traje puesta me querés decir?, gritó ofuscada y nerviosa intentando huir cuanto antes del departamento.

Él la tomó de un brazo y le dijo que el nombre que dijo y que jamás volvería a repetir es el de una novia que tuvo mucho antes que ella y que por alguna extraña razón su cerebro asoció algo que no sabía qué era con su ex y que por eso le había dicho ese nombre y no el de ella, el de Polaco.
A ella no la conformó esa explicación y de golpe vio su remerita perdida detrás de uno de los sillones del living y poniéndosela le dijo que sería mejor que se fuese antes de que las cosas se pusieran peor.

   Bueno, si te querés ir andá no más. Concluyó él poniéndose los pantalones y calzándose los zapatos.

   Ah, claro, Qué te importa cómo estoy si total, ¡vos sí acabaste, le dijo ella buscando ahora su carterita negra debajo de las cortinas.

   ¡Masssí! ¡Loca! ¡Andá nomás!, y  enojado buscó las llaves para abrirle abajo.

   ¿Me estás echando para poder llamar a Mary?, gritó ahora ella furiosa.

   No hace falta, la tengo hace dos días encerrada detrás ¡de esa puerta que ves ahí!, dijo él señalándole una puerta que conducía a un guarda trastos.

Ella se largó a reír a carcajadas y dijo.Bueno, ¡era eso el olor a muerto que sentía desde hace un rato! y se siguió riendo como loca hasta tirarse en el enorme sofá azul.
Él le festejó el chiste y la abrazó riendo también a carcajadas: ¿Te das cuenta de lo pelotuda que podés llegar a ser por tus putos celos, Polaco?.


   ¡Sí!, contestó ella aniñadamente.

Se desvistieron de nuevo y continuaron en el sofá lo que se había interrumpido un momento antes.
Con el correr del tiempo los celos estuvieron presentes, y ambos intentaron manejarlo de la mejor manera posible. Él intentando no nombrar a ninguna otra mujer ni por casualidad; o si se veía obligado a hacerlo se detenía en toda una extensa explicación del por qué se la nombraba en aquel contexto y demás pormenores.
Los dos terminaban agotados entre tantos detalles que terminaban siendo innecesarios al final de cuentas.
Ella intentaba controlar sus celos y ganar la autoestima que había estado perdiendo durante su última relación. Tanto la había anulado su ex como mujer, que ella creía que cualquiera otra podría quitarle lo que a ella le correspondía por derecho propio. Mucho tiempo después esto se revertiría, pero para llegar a ese punto faltaba mucho que hacer por delante.

   ¡Polaco! Hacete una de tus pizzas de ensueño, ¡dale! la sorprendió él conduciéndola a la cocina donde había acomodado los ingredientes necesarios sobre la mesada.

   ¡Estoy antojado, Polaco! Cook me! dijo en inglés.

Ella se rió, se lavó las manos y concluyó: I'll cook for you but later I'll eat you raw... [cocinaré para vos pero luego te comeré crudo]
Compartiendo aquellos momentos se disfrutaban mutuamente. Compartían esa pequeña y simple felicidad.


2 comentarios:

  1. De alguna forma, por muy ben que parezca ir todo, parece que algo más fuerte termina jodiendo las cosas... Igual, el amor siempre es más fuerte...

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  2. Otro hermoso capítulo. Muy bien volcada tu experiencia de vida. Gracias!

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